LOS VIAJES DEL DESEO es un recorrido por el mapamundi de los estímulos, los instantes-tesoro que nos trasladan a la posibilidad de cumplir nuestros sueños. Para acompañar esta entrega el vitalísimo VIENE Y VA de FITO y los FITIPALDIS, todo un alegato sobre el vaivén saltimbanqui del tiempo.
LOS VIAJES DEL DESEO y 2
por CARLOS VILLARRUBIA
Dice el ingeniero de Sciascia en "El mar de color de vino" ,"un viaje es como una representación de la existencia, por síntesis y por contracción del espacio y el tiempo". Los viajes del deseo no son un ajuste de cuentas con la infancia. La memoria es selectiva y salva del recuerdo lo que no se inmoviliza. Dar pasos hacia atrás no es un respiro, tampoco disimula el apagón. Es meterse en la cueva del terreno conocido, en la habitación sin aire.
El deseo camina al abrazo de la realidad esparciéndose como semilla en los trajes del viento. Capas invisibles que protegen pero no oprimen. Tiempos de luna nueva.
Envejecemos cuando buscamos comprobaciones en el balance. Tanta pregunta, tanto balance emborrona el papel en blanco. Hay un cansancio producido por el ejercicio de comprobaciones continuas. El deseo se alimenta con la entrega, se conecta al ciclo de la vida; la misma que siempre imagina vida después de la vida. No quiere espacios con espejos para recrear modelos de sometimiento y dominio; pasa del altar del sacrificio y se deja sorprender por el beso del cariño. Idioma del tacto capaz de resucitar espacios yermos.
Porque el ánimo no es una bandera unipersonal. Necesita una geografía animada. Por mucha levitación en cielos sobreprotegidos que exista... no es posible expandir la alegría con voluntarismos. Necesitamos escuchar la orquestación sinfónica del silencio con sus voces discordantes, con la vibración del despertar de los colores. Después de la entrega, el deseo viene a visitarnos para cumplir con la magia de su eterna reciprocidad.
CARLOS VILLARRUBIA
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