miércoles, 26 de junio de 2013

RITMO, RITMO de CARLOS VILLARRUBIA



No hay nada que forzar el ritmo viene a ti como una ave callada, te suele acompañar y por no molestar se cuela de puntillas.Por huecos que el azar le roba al malestar.Este texto lo publiqué originalmente en diariodespertador.com  Para ilustrarlo un tema del inolvidable amigo y maestro Fernando Arbex, en la versión rítmica revisitada de Lian Ross.


                                             RITMO, RITMO

                                          de CARLOS  VILLARRUBIA


                                  No hay nada que forzar el ritmo viene a ti como una ave callada, te suele acompañar y por no molestar se cuela de puntillas.Por huecos que el azar le roba al malestar, instantes de alborozo.Allí donde la luz se suele personar con magistral destreza.El ritmo es un tic tac que aquieta al corazón si a veces se desboca, ordena el pensamiento como un puzzle perfecto.Es guía y navegante por mares del deseo, es caballero andante si el tiempo lo requiere.Vive la vida pues con otro ritmo, el de tu corazón, el que te invita a brincar cruzando charcos, a la aventura, a dialogar abiertamente con la luna.Aunque te tachen de desmadejado e inconexo, aunque te abrumen con las verdades del barquero, tienes un espacio que suena arropándote en el vuelo del Universo.La desazón suele venir de la desconexión rítmica, perdemos el compás y nadie atiende el ruego de nuestros estados de ánimo porque no encuentran su lugar. Toda la gama emocional necesita manifestarse y se trata de darle acomodo en el hotel afectivo.No tenemos un comportamiento plano.Subir, bajar, aparentemente naufragar para después renacer.Si contemplamos el trayecto de forma aislada y puntual corremos el riesgo de deslumbrarnos por la euforia o la depresión.El latido rítmico de nuestra vida se muestra en clave de infinitos matices.En esa diversidad está el secreto.No somos una foto-fija, sí vida en movimiento y desarrollo continuo, geografía abierta a quien desee compartir la gran empresa de la sabiduría.Todo ritmo, todo vuelo de la imaginación.Y que no pare la música del alma.


                                     CARLOS  VILLARRUBIA

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