martes, 21 de febrero de 2012

JUGUEMOS A JUGAR y 2 por CARLOS VILLARRUBIA



JUGUEMOS A JUGAR es el ensayo que publiqué en el número 69 de la revista ÁLBUM LETRAS ARTES, de la que soy miembro del consejo de redacción y equipo creativo. Llamada a las miradas del corazón, a la capacidad de ensoñación, al niño que nunca debimos abandonar. Para acompañar esta entrega BARQUITO DE PAPEL, del maestro SERRAT, en versión sinfónica.


JUGUEMOS A JUGAR y 2
por CARLOS VILLARRUBIA

Ángeles activos a la espera del sol, nunca se duermen con las nanas del malhumor. No les cuentes falsas historias de terror... si hasta los monstruos quieren bailar con su canción. Ogros, panteras y algún huidizo rascayú beben los vientos `por acercarse a su calor. Es la sonrisa el arma del gran corazón; la ternura derriba imperios sin medir quién está arriba o quién disfruta de un poder tan pasajero como lluvia de papel. El niño que habita en mi es el doble anímico y tira del motor cuando el resentimiento empantana la razón. No le carguemos con el equipaje de nuestro miedo. Drácula, Frankestein, Freddy, vampiros de cartón piedra sólo están en el dorsal del dolor de no ser, de no querer crecer por el país de la imaginación. Nunca parecerá el marciano adulador de los dioses del fracaso. Cuando el resplandor es un latido, los ángeles activos desprenden ráfagas de paraíso. El silencio de un niño es el indicio del futuro; ojos en la noche oscura del alma, "guía esperanzadora del Universo", en el cuadernillo poético de Miguel Hernández. Las palabras niñas empiezan a caminar y podemos creer en el hombre nuevo; en el ánima que anima. El capitán Nemo escucha la voz de los piratas y tiembla el océano con la llamada-surtidor de Moby Dick. Alicia en un país de cuerdas y baila-baila la danzarina de Rilke en el centro del salón. Astrud nórdica y festiva muestra el camino de Cuba a sus "calzaslargas", ante los ojos llorosos del Compay Nicolas Guillén. El niño que vive en ti alarga la vida de tus mayores; les deja apostar por un eterno reverdecer. Están lloviendo estrellas de un azul más allá de las videoconsolas. Y la bella durmiente abre pasillos a Loreley. La sirenita nórdica te lleva de travesía por los fiordos de Andersen. Pies descalzos de Cristina del Levante a Estocolmo, brilla sueca princesa de ojos de lumbre con vuelo de azafata. Para ti la postal de primeros amores, para el corazón grabado en las rocas junto al mar. Todavía escucho la voz de un niño en aquella casa, el sabor de lo nunca visto, de lo jamás experimentado. ¿Dónde está el impulso? Si sobreviene el socavón busco la flecha en la diana... que la vida siempre repara las alas. Quedan tan lejos las horas bajas; la calle del ayer no es una cárcel. La ciudad conserva lo que fuimos y con Pessoa repito: "Quando era criança/vivi sem saber/ só para hoje ser/ aquella lembrança".


CARLOS VILLARRUBIA

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