lunes, 9 de enero de 2012

SICILIA, EL IDIOMA DE LOS CELOS 1 por CARLOS VILLARRUBIA



SICILIA EL IDIOMA DE LOS CELOS es el texto del guión que escribí para el capítulo del mismo título de la serie de TVE EL ARTE DE VIVIR, con dirección de LUIS CALVO TEIXEIRA. Es un recorrido por la literatura, los paisajes y las costumbres de la hechicera SICILIA, tierra que ha sido continua fuente de inspiración para mis trabajos. Con el sentido del humor y la distancia que la brisa mediterránea enseña para sobrevolar mitos y leyendas sin asperezas. Esta primera entrega viene acompañada por un video del directo del gran poeta de la canción BATTIATO, maestro en el arte de las mezclas de referencias culturales. Siciliano y enamorado de todos los misterios que la vida pone en danza



SICILIA, EL IDIOMA DE LOS CELOS I

por CARLOS VILLARRUBIA


Maldito demonio de los celos, núcleo volcánico de miles de pasiones. Lucha con lo desconocido. ¿Quién inventó en Sicilia el idioma de los celos? Trinacria antigua... será el capricho de la geometría que en el triángulo apunta a lo desconocido, a lo que se supone que ocurre detrás de las puertas; en la ausencia del engañado. Zona oscura, metro cuadrado inabarcable.

Sí, celos; tal vez son celos. Así es si así os parece en una pequeña ciudad siciliana. Las muchachas de los balcones tienden sus hilos de seducción. Sabor amargo en la boca de los hombres; miradas imposibles, rayos de deso que intentan traspasar la frontera de la distancia. Giovanni, Giovanni, Giovanni... has llegado a tocar fondo, "mira que sentirse celoso de un hombre tan feo".

Nada puede existir en los terrenos de la desconfianza."Si te veo pasar a tan regia distancia/ con la cabellera suelta/ y toda erguida en persona/ el vértigo se apodera de mi vida"

La tierra atormentada aprisiona y siembra la semilla de la inquietud. Los afectos que nos mantienen sufren el acecho de los buscadores de oro. Hay que marcar el territorio; pero por intentar retener lo querido el amor huye asustado. Camino de la Serradifalco o en la gruta íntima de cualquier cándido siciliano.

Celos, recelos. Silenciosas casas de Palermo, calle Maqueda, puerto lleno de voce. Brancati evoluciona en tono jocoso sobre las costumbres de la tierra. Lucha " entre el principio de delicadeza y la tensión del placer". Paseos de Giovanni, el don Juan siciliano por la vía Etnea de Catania."Pensar que en ese momento los cafés de Vía Venetto se estaban llenando de mujeres" Pero la vigilancia de la historia recuerda el peso del ancestro. !Cuidado con las maletas en Sicilia!

Desconfianza, fantasmas alrededor, pim-pam-pum fuego. El diecisiete no, por favor; mal de ojo.¿Quién puede leer dentro de la cabeza de un siciliano? Chapados a la antigua o no, el mundo sube al tren de las rencillas eternas en la avenida de Vittorio Emmanuele, en Palermo. Queda atrás Messina, blanca, sin custodia, con una mano tendida al continente. Parecen delirios de otro mundo. Trinacria, poética bajo puertas.

Estar alerta, subirse por las paredes; hombres que arden de amor(! te puedes quemar!), porque es verdad que las mujeres se desnudan. Los mirones de Catania, ceca de la fuente, escondidos detrás de un roble, espiando a las parejas. Miradas furtivas; "y desde entonces habrá un jardin escondido, una mirada furtiva que te acompañará siempre".Sobresaltos, palpitaciones. Brancati, en el trayecto vital de Siracusa a Palermo:"Hay que añadir que la historia más importante de Catania no es la de sus costumbres ni la de su comercio, ni la de sus edificios ni la de sus revueltas, sino la historia de sus miradas. La vida de una ciudad está llena de acontecimientos, de amistades, peleas, amores, insultos, sólo en las miradas que se lanzan hombres y mujeres".

Hambre de hombre, hambre de mujer, hambre de sexo; días de hambrienta calentura en el sur siciliano. Obsesión permanente. Fantasías eróticas recogidas en la narrativa que toma Sicilia como centro de pasiones. Sciascia, Lampedusa, Brancati. Volvemos a las miradas de Catania: "La mujeres reciben las miradas durante largas horas... raramente las devuelven, pero cuando levantan la cabeza abandonando su actitud recatada y lanzan un relámpago, toda la vida de un hombre cambia su curso y su naturaleza".

El Gatopardo pasea por los Jardines de Bellini citando a Leonardi, "¡Ay , es licito en la tierra sentir felicidad, lo supe el día que fijamente te miré". En Taormina se justifica el deseo sugerido por los placeres del fuego amoroso.


CARLOS VILLARRUBIA

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