(Al horizonte sin final que se adivina tras la estela del DANUBIO, a todos los paisajes que me habitan, a las ciudades y a los seres creativos y afectivos que me hicieron crecer y convirtieron la prisa adolescente en móvil quietud)
Son testigos de mi pasión
los lugares donde viví
guardan dudas y la ansiedad
de quien va buscando un horizonte sin final
Cuántas noches en el laberinto cruel
de trampa en trampa soñando renacer
viendo un más allá sin desilusión
Cuántos días esperando la señal
ingenuos labios luchando por querer
siempre tras la pista del amor
Ahora acuden a mi canción
las ciudades donde crecí
velan sueños de una ilusión
de quien va cruzando la alameda del adiós
Cuántas hojas despidiendo aquel ayer
todo es otoño pero aún puedo escuchar
las danzas de Brahms con el corazón
Cuánto brillo esperándome otra vez
suenan violines y algún piano fiel
aún sabrá latir mi vieja canción
Sus paredes hablan de mi
esas casas donde sentí
esperanza en la libertad
al seguir tanteando un horizonte sin final
CARLOS VILLARRUBIA
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