lunes, 25 de octubre de 2010

El arte de la ternura - 1ª Parte

El arte de la ternura
1ª Parte

La ternura es como linterna por los pasillos del alma. Todo lo ilumina cuando no nos excede disfrazada de aguacero. Prepara almohada para el ensueño si se abre como método de conocimiento. Cuando el futuro parece frontera y el mundo baja telones de hermetismo... el secreto está cada vez más cercano. Interior, música de intimidad, espejos que no devoran con narcisismo. Sin un nudo en la garganta ni una llama encadenada a la ansiedad se crece más. De las playas olvidadas hay un último naufragio por salvar. Entre nieblas de desasosiego, el cariño espera.

Tiene alas la ternura; se siente segura donde la pureza no es regresión y sí contacto con el orígen allí donde puedo llenar mi página en blanco y nunca se hace tarde. Cuando el idioma de los afectos derrama ternura sobre la arena los desconfiados piensan que es vuelo de golondrinas pasajeras, fruto de un apretón depresivo. Pero la espuma quiere acariciar, nunca anegar. Se nombra con el agua de tu piel; jamás aprisiona. No hay goteras en el salón de la acción emocional. Hilo que se enhebra, vela que se enciende, nube que se eleva y !se atreve!... ojos que iluminan, cansancio que ya es pasado. Lo resentido queda en el retrovisor sin el polvo de la revancha en las botas.

Ya no soy el que se replegaba en la timidez de una galante mesura; ahora la ternura es educada pero activa. Y quiero y puedo nomadear por las calles del amor. La ilusión no es la pasividad; es la acción emocional. Quitaré peso a las palabras para que vuelen a su destino y se liberen de las batallas del momento. Deshojarse no es perderse. Hablar sin miedo en la mirada. Romper la noche desahuciada. El efecto nunca es una sombra del pasado... sí clima que acompaña sin ataduras. Humedad que se desprende sin estremecimiento cuando te sientes bien.

La ternura nunca se blanda ni se humilla. Es humilde pero no se manifiesta humillada. Abre todas las cerraduras. Desentumece los músculos de la imaginación. Y las calles mojadas ofrecen una pantalla de ensueño a los habitantes de un país de esperas. ¿Qué tiene la ternura que a todos desarma? También a los megalómanos con alzas que insisten en gritarnos desde el poder pasajero.

Dejo atrás los sonidos que me atrapan. Sin ruido alrededor reclamo que el aire me respire. Llamar no es señal de debilidad. Comunicarse emocionalmente es crecer en el mapa de los afectos. Entonces no hay vuelta atrás ni bajada de escalón. Del desahucio se puede el alma precipitar al vacio o desprenderse para crecer después del frío en el a fuego lento de la ternura.

La sensualidad ética... el amor sin fecha de caducidad como en la poética de Martí Pol siempre empezando en la piel del alma... por las claras rutas de tu cuerpo. Compartir no es acudir al tumulto con el miedo a la soledad de las paredes que emanan silencios. Hay que saber sentar al desaliento a tu mesa para mirarle cara a cara sin miedo. Entonces el mayorde los gigantes temblará aturdido en el hueco de tus manos. 
Parte 1 de 2

Carlos Villarrubia

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