domingo, 8 de agosto de 2010

Canciones Acompañadas - Melki Makhandar (Michel Conte)

El placer compartido de la creación descubre oceanos de ensueño si el alma atlántica acude a mimarnos en su regazo intemporal. Conocer a Melki (Michel Conte) fue un regalo del destino gracias al mago de las conexiones naturales, Teddy Bautista. Desde nuestro primer encuentro en "El Cafetín" de Fernando VI, al lado de la sede de la SGAE, fluyó el intercambio de músicas y palabras como el río de energía que todo lo comunica. Si buscamos la belleza en la arquitectura de los recuerdos como Giordano Bruno, encontrar un amigo en la hermandad de las estrellas es todo un talismán.

Y en el hechizo nacieron más de setenta canciones y media docena de espectáculos. Descubrimos que nos vinculaba el amor a darle ritmo y brillo a las palabras. Heterodoxos emocionales con todo el tiempo para la imaginación. Tenerife, como punta de la leyenda de la Atlantida, escuchando la voz de los piratas siempre me acogió misteriosamente desde la distancia en su cueva de la morena en virtud de los elixires de la mujer de magia blanca.

Melki, Michel Conte para el mundo de habla francesa desde Canadá al país galo, coreógrafo, compositor, cantante, escritor, experto en nueva era y crecimiento personal, radiofonista, autor de bandas sonoras, director de espacios televisivos. En el alma bailarina de su teclado aparecieron puentes creativos.

De "Noche de Brujas" a "De visita"

"Pasas por mi vida casi de puntillas
nunca te quieres quedar
siempre de visita, como una sorpresa
que no acaba de explotar.

Un impulso fuerte, un vaivén de miedo
y dos pasos hacia atrás
sabes mis vacíos, abres mis heridas
quieres siempre dominar
nunca te abandonas a tus sentimientos
vence la seguridad..."

("De Visita", Carlos Villarrubia/Melki)

De "Dímelo" a "El fin del final" brotaron las canciones en la circunferencia del patio isleño. Los salones del Hotel Mediodía en Atocha, el Parnasillo de Nina y Javier en Malasaña, la Embajada de Canadá por Velázquez, el Café Comercial. Un tejer y destejer de particulares y emociones.

Espectáculos como "Ángeles y demonios", del Círculo de la Amistad de Tenerife al Café Chamberí madrileño". El eterno proyecto de "Futbol", inspirado en la experiencia como coreógrafo y director televisivo de Melki.

"FUTBOL, FUTBOL, márcate un gol
se levantan las tribunas en un mismo clamor
FUTBOL, FUTBOL, márcate un gol
en el fútbol y en la vida hay que ser el mejor
Hay un largo pasadizo y una puerta al final
luego algunos escalones y el momento de entrar
Y los gritos de un gigante que se pone de pié
Y el estadio entero derrúmbandose..."

(FUTBOL FUTBOL, Carlos Villarrubia, JA Morales y Melki)

Con las luciérnagas míticas de la pantalla como Visconti. Todo el aroma parisino, los aires del Sena y las ventanas de Brel y la herencia de la Belle Epoque. Y en la senda de la colaboración imaginamos el eterno ciclo de la vida en "Viva Vivaldi", del Teatro Guimerá al María Guerrero, de Tenerife a Madrid con eco en los canales franceses y canadienses... con el exito de nuestras más queridas canciones: "El agua va", "Una hora nada más".

"UNA HORA NADA MÁS" fue como un soplo amar
tenerte, despertar y luego un mal final
el cielo descubrí al verte aparecer
y sólo me dejaste el hueco del adiós

Una hora nada más, qué lujo ser feliz
quererte y no olvidar ni un detalle de ti
fue todo tan veloz que espero recordar
de qué color pintabas tus ojos al mar..."

(UNA HORA NADA MÁS. Carlos Villarrubia/Melki)

Y, cómo no, "Ven a vivir en mi", adaptación española del superventas canadiense de Rene Claude, "Viens fair un touir chez moir"

"VEN A VIVIR EN MI si es que quieres conocer el amor
busca tu casa en mi si necesitas algún tiempo mejor
Ven a vivir en mi que mi ternura quiere hacerte feliz
descubrirás aquí que hay tanta vida que quiero compartir

Pondré un fuego en mi alma
y rosas en el corazón
y una alfombra de armonía
dentro de tu habitación
para que encuentres el camino
sigue la estrella de la paz
dos calles detrás del cariño
tu nombre sobre la puerta está..."

(VEN A VIVIR EN MI, de Carlos Villarrubia y Melki Makhandar)

Melki estudió piano y composición en el Conservatorio de París. Con apenas veinte años fue bailarín protagonista de las principales coreografías francesas. Al cruzar el oceano, en Canadá, con el nombre de Michel Conte, triunfa en el Canadian Broadcasting Corporation. Allí dirige más de 500 programas televisivos, musicales y óperas. En 1976, escribe el himno de las Olimpiadas de Montreal. Melki sí lanzando propuestas creativas y el poeta mediterráneo de alma nómada por ciudades y formatos imaginando palabras para darle voz al silencio. Creamos la función "En nombre del amor" con temas Cántico para despertar de la conciencia espiritual ("La única canción", "Madre tierra", "Despertar"...)

"El universo es una gran canción
una infinita e invisible partitura
escrita por el Gran Maestro de la Vida
pues cada nota vuela dercha al corazón

El universo es gran canción
donde se escucha el mismo eco de la vida
desde el pequeño grano de trigo
hasta las galaxias
todas las vidas cantan juntas esta canción..."

(LA ÚNICA CANCIÓN, de Carlos Villarrubia y Melki)

Desde Canal 7 a las ondas de Radio Club o Radio El Día me entrevistaba acercándome al Tenerife mágico a mi orilla-Barcelona, como antes lo realizaba cuando mis pasos tenían como hotel central Madrid. A Melki le extrañaba mi pinta extraterrestre de "ser" intensamente sin "estar", de andar en la mano de la mujer sin caer en ninguna carcel pasional. Último romántico al fin, tal vez mosquetero de la belleza.

"María de Candelaria" con su traviesa folía me descubrió el corazón de los guanches. Y así nació nuestro espectáculo más solemne y decididamente iniciático. El Cántico que escribimos ha iluminado iglesias y estampitas ante mi perplejidad de irreverente bohemio. Ya intuía yo al visitar a la Vírgen de la mano de la mujer canaria que aquella brisa costeña se convertiría en camino de luz desde la arena trigueña. Pero si algo nuestra colaboración ha quedado como seña sentimental, es el tema "Alma de bolero", multiversionado y número habitual en las orquestas isleñas de baile. La voz de Chago Melián nos conduce por la mágica historia del reencuentro emocional con el amor que nunca se agota.

"La noche está moviéndose en la arena
la orquesta, el mar desatan mi memoria
el baile sí me suena a conocido
ya sé tú tienes alma de bolero

Mecerme en ti será volver a amarla otra vez
igual, igual que en la primera pasión
la miel y el agua de la vida nacerán
tu voz mi voz y el calor

Antiguos recuerdos regresarán tal vez
lo nuevo, lo viejo se pueden confundir
la noche se mueve, la arena ya va detrás
te busco, me buscas y vuelve aquel tiempo a pasar"

(ALMA DE BOLERO, de Carlos Villarrubia y Melki Makhandar)

Chago ha sido un fantástico embajador de nuestras canciones. Su voz melosamente lírica ha elevado nuestros temas: "Alma de bolero", "Yaiza", "Empezar a vivir", "Ángeles y demonios", "Fútbol, fútbol" a los escenarios del mundo, incluso en versiones sabrosamente salseras con La Banda Caliente de Fran Perdomo.

Melki se instaló en Tenerife a mediados de los ochenta. En 1989 ganó el Premio Ondas con la adaptación radiofónica de la banda sonora compuesta para la película "Océano" de Vázquez Figueroa. En 1984, publicó en Suiza "Les bergers" novela de corte esotérico y en 2001 se diplomó en la Escuela Canadiense Consciente Amour-Unité, desarrollando desde entonces una intensa labor paralela a sus tareas de composición como terapeuta experto en crecimiento personal en Francia, España y Canadá. Crear y crecer con Melki ha sido un privilegio. Sus amigos Loraine, Julio Chinea, Montesdeoca, Chago... me lo reviven continuamente. En los últimos años nos reíamos a menudo en Barcelona compartiendo los mini-croassants artesanos cerca del Palau Robert entre Corcega y el modernista Paseo de Gracia. Guardo su respeto y cariño como norma de conducta. En 2006, su canción "Evangeline" ganó el Premio a la mejor Canción del Año en Canadá y en el 2007, el primer premio del Top Ten de la Sociedad de Autores canadiense. Toda esa experiencia la volcó en su último libro, "La otra visión", compendio de una mirada alternativamente emocional de la existencia.

Siempre haciendo brotar las palabras sin tensión. Como nuestras últimas adaptaciones de "Tenerife" y "Nunca el amor se va"en la paz matinal de la cafetería-librería LAIE barcelonesa. La cultura tantas veces marginada, hija desterrada del poder sobrevive gracias a impulsos de pioneros como Melki. El corazón desbordó sus latidos y dejó a medio terminar el montaje de "Me han abierto el corazón". Estaba a punto de entregarle mi nuevo estribillo: "Late para amar/late por sentir/un mundo feliz/todo corazón/viejo corazón. Late por creer/late por crecer/no ve en el ayer/rastros de dolor/¡hola corazón!/¡nuevo corazón!

Seguiré como mosquetero de la belleza esperando nuevas primaveras con la palabra como paisaje intemporal. Y Melki Makhandar/Muchel Conte volverá desde la memoria de cualquier canal televisivo de Canadá o Francia a sonar en la voz de los nuevos intérpretes franceses o norteamericanos. Con su himno "Evangeline" o con nuestro pacificador tema "Y me siento bien":

"Y me siento bien
no ha ningún temblor
que mueva la calma de mi corazón
Sol que me da luz
sin quemar mi piel
sin herir a nadie
sin herirme a mi
Y ahora puedo amar
con tranquilidad
con el pulso firme de mi nueva paz..."

(Y ME SIENTO BIEN, Carlos Villarrubia y Melki)


Carlos Villarrubia
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